Disforia de genero: qué es, cómo se siente y qué puedes hacer al respecto
La disforia de género es un concepto que describe el profundo malestar o angustia que puede sentir una persona cuando su identidad de género, o su identidad sexual, no coincide con el género que le fue asignado al nacer. Este sentimiento no es superficial ni pasajero, sino una vivencia real, constante e impactante que afecta muchos aspectos de la vida cotidiana: desde la manera en que una persona se ve a sí misma hasta su interacción con el mundo exterior.
La ciencia y la psicología han avanzado para comprender mejor este fenómeno, la disforia de genero, según la asociación estadounidense de psiquiatría, reconociendo que no se trata de una “confusión mental”., sino de una forma de autopercepción, válida y documentada. Aunque tradicionalmente se ha estudiado desde la perspectiva médica, cada vez más se valora el enfoque empático y centrado en la persona.

Author:
Olena Kosonogova
Olena Kosonogova (ella) es directora de relaciones públicas y escritora en Fiorry, la plataforma líder en ts dating. Olena es experta en trabajo social y psicología, lo que le permite gestionar y crear contenido relevante. Además, está sobradamente capacitada para interpretar las complejidades de la interacción humana y la importancia de la comunicación. En sus ratos de ocio, a Olena le encanta disfrutar de un buen partido de tenis, las caminatas y el ajedrez.
Puntos Clave
- ¿Qué es la disforia de género?
- Por qué algunas personas sienten disforia de género
- Cómo se siente la disforia de género
- Diferencia entre disforia de género e inconformidad con el cuerpo
- ¿Todas las personas trans sienten disforia de género?
- ¿Cómo se diagnostica la disforia de genero?
- Opciones para manejar la disforia de género
- ¿Qué hacer si sientes incongruencia de género?
- Disforia de género en niños
- ¿La disforia de género es una enfermedad?
- ¿Qué es la “disforia de género de inicio rápido”?
- Preguntas frecuentes (FAQ)
- EXPLORA OTROS TÉRMINOS

¿Qué es la disforia de género?
La disforia de género nos habla de una discordancia entre el sexo asignado al nacer y la identidad de género interna de la persona, que puede ser un hombre o una mujer . Esta discrepancia puede generar sentimientos de angustia, incomodidad, frustración, ansiedad y, en algunos casos, depresión severa. Lo importante es entender que no se trata simplemente de “no gustarse a sí mism@”, sino de sentir que la incongruencia de género, el cuerpo o la categoría de género impuesta socialmente no reflejan quién se es realmente.
Este concepto ha sido reconocido por organismos internacionales como la Asociación Americana de Psiquiatría y la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, la terminología ha evolucionado: mientras antes se hablaba de “trastorno de identidad de género” en el dsm 5, hoy se prefiere hablar de disforia de género. para centrarse en el malestar, no en la identidad. La disforia de género no debe ser entendida como una enfermedad que hay que “curar”, sino como una percepción personal que debe ser acompañada y comprendida.
En términos generales, las personas con disforia pueden experimentar un fuerte deseo de cambiar su sexo.
- sentirse incómodas con ciertas partes de su cuerpo
- experimentar rechazo hacia sus características sexuales primarias o secundarias
- sentir tensión emocional al ser llamadas por su nombre de nacimiento o pronombres erróneos
- sufrir por la forma en que los demás los perciben o tratan socialmente.
Otros datos importantes:
- No todas las personas trans sienten disforia.
- No todas las personas con disforia desean una transición médica.
- La experiencia de la disforia puede cambiar con el tiempo.
- Sentir disforia no significa estar enfermo ni confundido.
Por qué algunas personas sienten disforia de género
Las causas de la disforia de género que muchas personas experimentan disforia de género pueden variar, pero no son absolutas ni universales. No existe un origen único que explique por qué una persona puede experimentarla. En su lugar, hay una compleja interacción de factores, que incluyen la disconformidad con el género asignado por el individuo.
1. Factores biológicos
Estudios recientes sugieren que podría haber correlación entre la estructura cerebral y la identidad de género. Algunas investigaciones neurocientíficas muestran que ciertas regiones del cerebro de personas trans, así como sus características sexuales secundarias, se asemejan más a las del género con el que se identifican, que a las del sexo asignado al nacer. Aunque esto no constituye una “causa definitiva”, sí aporta evidencia de que la identidad de género no es solo una construcción social.
2. Entorno social y cultural
Crecer en un ambiente con expectativas muy estrictas sobre cómo debe comportarse un “hombre” o una “mujer” puede generar un gran conflicto interno. Las personas que no encajan en estos moldes a menudo sienten vergüenza, rechazo o miedo a expresarse, lo que puede llevar a problemas emocionales . Esta presión puede incrementar la disforia, especialmente en culturas donde no se reconoce la diversidad de género.
3. Historia personal y exploración interna
A medida que las personas crecen, muchas comienzan a cuestionar las etiquetas que les fueron impuestas. En algunos casos, la disforia en personas transgénero surge después de episodios de autoexploración profunda, desencadenada por cambios en el entorno, la exposición a modelos diversos o la experiencia de relaciones significativas en la escuela .
¡Importante! Aunque ciertas personas no lo entiendan, la disforia es válida y refleja la naturaleza de la identidad de género . Su existencia no depende del reconocimiento ajeno.
Cómo se siente la disforia de género
Hablar de cómo se siente la disforia de género implica adentrarse en el terreno de lo emocional y lo corporal para muchas personas transgénero . No todas las personas lo experimentan igual, pero hay elementos comunes que ayudan a entender esta vivencia desde una perspectiva humana.
Para muchas personas, la disforia se manifiesta como una desconexión entre el cuerpo y la identidad. Es como verse desde afuera en un cuerpo ajeno, donde cada característica física parece chocar con lo que se siente en el interior. A nivel emocional, la disforia de género puede incluir:
- ansiedad al verse al espejo o escuchar la propia voz
- dolor al ser nombrad@ por un nombre o pronombre que no representa
- vergüenza o aversión al propio cuerpo
- tristeza profunda o depresión ante la imposibilidad de vivir la identidad de forma plena
- ira o frustración por la incomprensión social o familiar.

Ejemplos de pensamientos y emociones comunes
Muchos de los pensamientos que experimentan quienes viven con disforia de género son íntimos y difíciles de verbalizar. Aquí compartimos algunos, con respeto y con la intención de generar empatía:
- “Este cuerpo no es mío.”
- “No me reconozco en el espejo.”
- “No soporto que me llamen por ese nombre.”
- “Siento que vivo una mentira.”
- “Estoy atrapad@ en un rol que no elegí.”
- “No encajo en ningún lado.”
Estas emociones y la sensación de incomprensión no deben ser minimizadas. Reconocerlas puede ser el primer paso para buscar apoyo.

Lo que sientes es tan importante como lo que eres
Diferencia entre disforia de género e inconformidad con el cuerpo
Es común confundir la disforia de género con una simple insatisfacción corporal. Sin embargo, no todas las personas que están inconformes con su cuerpo tienen disforia de género.
Inconformidad corporal | Disforia de género |
Puede centrarse en el peso, color de piel, estatura, etc. | Está relacionada con las características sexuales o el género asignado |
No implica conflicto con la identidad de género | Hay una disonancia entre el cuerpo y la identidad |
Es común en cualquier persona | Afecta a personas trans o no binarias |
Aclarar esta diferencia ayuda a evitar prejuicios y diagnósticos erróneos. La disforia de género no es una enfermedad, pero sí una experiencia que puede necesitar tratamiento de la disforia y acompañamiento profesional.
¿Todas las personas trans sienten disforia de género?
No. Esta es una de las ideas erróneas más comunes. Ser trans no equivale a tener disforia de género.
Hay personas trans que:
- nunca han sentido disforia
- la sintieron en algún momento, pero ya no la experimentan
- viven su identidad de género como una expresión afirmativa y no desde el dolor.
Lo importante es comprender que la identidad de género no necesita justificarse a través del sufrimiento. La trayectoria que cada persona decida seguir es igual de válida.

¿Cómo se diagnostica la disforia de genero?
El diagnóstico de disforia de género no se basa en pruebas físicas ni en análisis clínicos como sucede con muchas otras condiciones médicas. Se trata de una experiencia vivencial profundamente personal que implica un significativo malestar causado por la incongruencia entre el género con el que alguien se identifica y el sexo asignado al nacer, un aspecto clave en la despatologización trans . Por ello, su evaluación requiere un enfoque multidisciplinar, empático y centrado en la persona.
Este diagnóstico suele ser realizado por profesionales de la salud mental, como psicólogos o psiquiatras, que cuenten con formación en identidad de género y diversidad sexual. Es fundamental comprender que el objetivo es no tratar a la persona trans o no binaria como si sufriese una patología, sino ofrecerle herramientas, orientación y acompañamiento terapéutico si así lo desea. Lo que se busca, al aplicar la perspectiva afirmativa de género, respaldada por asociaciones como la American Psychological Association (APA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), es validar la vivencia de la persona y minimizar el sufrimiento psicosocial que ello pueda conllevar.
El proceso de evaluación suele incluir:
- Entrevistas clínicas y valoración de la historia personal: se indaga sobre la trayectoria de género a lo largo del tiempo, el contexto familiar, social y emocional, la percepción corporal y la autodefinición.
- Identificación de síntomas y factores asociados: se analizan aspectos como la ansiedad, depresión, retraimiento social, ideas suicidas o experiencias de discriminación, muchas veces provocados por el rechazo social más que por la cuestión de la identidad.
- Evaluación del nivel de malestar: se analiza hasta qué punto afecta la incongruencia de género a la vida cotidiana de la persona (en la escuela, el trabajo, en las relaciones afectivas o en la autoestima).
- Acompañamiento continuo y no invasivo: no se trata de aplicar etiquetas ni de forzar decisiones, sino de crear un espacio seguro en el que la persona pueda explorar su identidad con libertad.
Importante: No existe una “prueba definitiva” para determinar la existencia der la disforia de género. Se trata de una vivencia subjetiva, compleja, única en cada individuo. El diagnóstico solo se realiza si la persona lo desea, y puede ser útil para acceder a tratamientos médicos o respaldos legales.
Opciones para manejar la disforia de género
Cada individuo percibe y asume la disforia de género de forma diferente. No hay un sentido único ni una forma “correcta” de recorrer este camino, especialmente para quienes tienen una identidad cuya identidad de género no coincide con el sexo asignado . Algunas personas encuentran alivio adoptando pequeños cambios sociales; otras buscan modificaciones físicas más profundas. Lo fundamental es que la decisión se tome de forma consciente y voluntaria, y que, como sociedad, respetemos tal decisión.
Algunas de las estrategias más eficientes son:
1) Terapia psicológica afirmativa
Se trata de una terapia centrada en validar y acompañar la identidad de género, sin presiones ni prejuicios. Ayuda a reducir el estrés, mejorar la autoestima y tomar decisiones libres, ya sea sobre la transición o sobre cómo vivir el propio género.
2) Cambios sociales
Muchas personas sienten alivio al comenzar a usar un nuevo nombre, ropa o comportamientos que reflejen su identidad real. Estos pasos sociales, aunque parezcan pequeños, pueden tener un impacto emocional profundamente positivo.
3) Transición médica (si se desea)
No todas las personas con disforia desean someterse a intervenciones médicas en sus genitales , pero para quienes sí lo hacen, estas suelen ser las más habituales:
- Terapia hormonal de afirmación de género: bajo supervisión médica, las hormonas ayudan a que el cuerpo se adecúe a la identidad que realmente se siente, reduciendo significativamente la disforia en muchos casos.
- Cirugías afirmativas: entre ellas, la mastectomía, la vaginoplastia, la faloplastia o la feminización facial, dependiendo de los deseos de la persona. Estas intervenciones pueden ser clave para mejorar la calidad de vida y el bienestar psicológico.
Apoyo comunitario y redes de contención
La disforia de género no aparece de la nada. El rechazo, el aislamiento y la violencia transfóbica aumentan el sufrimiento. Por ello, construir una red de apoyo —familiares, amistades, comunidad LGTBIQ+— puede ser una herramienta terapéutica en sí misma. También puedes aprender más sobre movimientos como el Stop Trans Pathologization.
Espacios digitales seguros
Aplicaciones como Fiorry, foros especializados o grupos en línea, permiten conocer trans locales, compartir experiencias y sentirse comprendidos sin juicios. Estas plataformas también pueden favorecer el surgimiento de contactos románticos, amistades significativas o, simplemente, sentir que no estás solo.

¿Qué hacer si sientes incongruencia de género?
Sentir confusión, miedo o incertidumbre sobre tu identidad de género no es algo inusual. Lo importante es que no estás sol@. Dar el primer paso puede hacerte sentir vértigo, aunque debes tener la certeza de que existen recursos y personas dispuestas a ayudarte.
Algunos consejos de utilidad:
- Escucha a tu verdadero yo: deja que afloren tus verdaderos sentimientos sin exigencias ni culpa. Sientas lo que sientas, es perfectamente válido.
- Habla con alguien de confianza: puede ser un amigo, familiar, docente o miembro de la comunidad. A veces, verbalizar lo que sentimos es el primer paso..
- Asesórate por expertos: si es posible, con profesionales que tengan experiencia en diversidad de género. No todos los psicólogos están formados en este tema, así que opta por aquellos que trabajen desde un enfoque afirmativo.
- Únete a grupos de apoyo de forma presencial o virtual: escuchar otras historias, compartir dudas y sentir empatía te permitirá vivir tu proceso de forma menos traumática.
- Explora apps seguras como Fiorry: donde podrás tener citas trans o en proceso de serlo, leer testimonios reales y sentirte comprendid@ o sin presión.
La disforia de género no te define como persona. Es una parte de tu experiencia vital, pero no la totalidad de quién eres. Para cuidar tu bienestar físico y mental, busca acompañamiento, haz cambios o, simplemente, date tiempo para conocerte. Sin prisas, sin considerar que hay un solo camino prisa ni un solo camino. Lo importante es que seas consciente de que mereces vivir en armonía con tu identidad.
Disforia de género en niños
En niñas, niños y niñes, la disforia puede aparecer desde edades tempranas. En el lenguaje infantil no siempre hay palabras para expresar lo que se siente. Por eso es importante observar los siguientes indicios:
- rechazo a la ropa o actividades asociadas al género que tiene asignado
- preferencia por identificarse con otro nombre o pronombres
- frustración al ver su cuerpo cambiar (en la pubertad).
La mejor forma de ayudar a un niño con disforia es:
- escuchar sin invalidar
- ofrecer espacios seguros
- buscar apoyo profesional inclusivo.

No estás roto, solo está intentando ser quien realmente es
¿La disforia de género es una enfermedad?
No, la disforia de género no es una enfermedad. Aunque durante años se utilizó el término “trastorno” en el dsm 5 y manuales clínicos para describir esta circunstancia, hoy en día se tiende a tratar la disforia de identidad de género, no como una patología, sino como una respuesta legítima al desajuste entre el género con el que la persona se identifica y el que le fue asignado al nacer, dentro de un contexto muchas veces marcado por la discriminación, la invisibilización y la rigidez normativa.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), en su más reciente clasificación internacional de enfermedades (CIE-11), ya no ubica la incongruencia de género dentro de los trastornos mentales. En su lugar, la incluye en un nuevo capítulo llamado “condiciones relacionadas con la salud sexual”, reconociendo que las personas trans no están enfermas, pero pueden necesitar cuidados específicos de salud para acceder a una transición corporal en condiciones seguras y satisfactorias.
Hablar de “trastorno de identidad de género” desde un punto de vista médico, generalmente estigmatizante, ha quedado obsoleto. Hoy se prefiere hablar de disforia de género solo cuando existe malestar clínicamente significativo, y no como una característica inherente a todas las personas trans.
¿Qué es la “disforia de género de inicio rápido”?
Este es un término reciente, propuesto en algunos entornos clínicos y culturales para describir casos de adolescentes, sobre todo, a los que se les asignó el género femenino al nacer, que manifiestan una identificación con otro género de manera aparentemente repentina, sin indicios previos, aparentemente.
Sin embargo, esta idea ha generado controversia entre especialistas, porque suele basarse en observaciones anecdóticas o en informes parentales, y no en investigaciones científicas rigurosas. Numerosos expertos en salud mental y derechos trans advierten que:
- Puede mostrarse como una patología para invalidar la experiencia de personas jóvenes trans.
- La identidad de género no siempre sigue un patrón lineal o gradual. Puede haber momentos de descubrimiento repentino, especialmente cuando se tiene acceso a nueva información, referentes o comunidades que ofrecen seguridad.
- El término ha sido instrumentalizado en discursos anti-trans para promover terapias de conversión o restricciones de acceso a tratamientos de afirmación de género, especialmente en el caso de adolescentes.
En conclusión, la disforia de género es una vivencia real, humana y compleja, y no una enfermedad. No implica tener que estar rot@, ni necesita ser “curada”. Lo que muchas veces duele no es el hecho de ser trans, sino la falta de comprensión, apoyo y derechos.
Entender la disforia desde la ciencia, la empatía y los derechos humanos es clave para construir sociedades más inclusivas. Si estás atravesando este proceso, no estás sol@. Con el acompañamiento adecuado, es posible vivir con plenitud, autenticidad y dignidad.
Preguntas frecuentes (FAQ)
¿La disforia de género es permanente?
No necesariamente. En algunos casos, puede disminuir o transformarse con el tiempo, sobre todo cuando la persona puede vivir su género de forma auténtica y sin presiones. El acompañamiento psicológico afirmativo y el acceso al proceso de transición (social, médica o legal) pueden reducir significativamente el malestar.
¿Necesito un diagnóstico para comenzar mi afirmación de género?
Depende del país y del tipo de transición. Por ejemplo, para acceder a terapia hormonal o cirugías en el sistema de salud público, algunos países aún exigen un diagnóstico formal. Sin embargo, los cambios sociales (como usar un nuevo nombre o pronombres) pueden realizarse libremente y son igual de válidos.
¿La terapia hormonal puede “curar” la disforia?
La disforia de género no se cura, porque no es una enfermedad. La terapia afirmativa y/o hormonal no busca corregir nada, sino servir de apoyo durante el proceso de autoexploración, toma de decisiones y afrontamiento emocional que puede acompañar a esta vivencia.
¿Puedo cambiar legalmente mi identidad sexual sin cambiar mis documentos?
Sí. Tu identidad no depende totalmente de papeles oficiales. Puedes presentarte con el nombre y pronombres que reflejen quién eres, en tu entorno, redes sociales, espacios educativos o laborales, aunque tus documentos aún no lo reflejan. La autodeterminación de género es un derecho humano.
¿Dónde puedo conocer personas trans como yo?
Plataformas como Fiorry ofrecen un espacio seguro y respetuoso donde, respaldadas por la asociación estadounidense de psiquiatría, podrás conocer a otras personas trans, ya sea con fines de amistad, apoyo emocional o vínculos románticos. Contar con una comunidad puede ser el mejor aliado para reforzar la salud mental y el sentido de pertenencia.
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